A Dios

Vienen de ti amadas luces radiantes aceptadas en mi corazón
vibrante activación de mi ser antes calmo de ti
ausente estaba de tu fuerza original, pretérita función inicial.
Colmado de vuestra luz todo es visible frente a mis ojos
No habrá punto rebelde, mas todo pertenecerá a lo inicial.
Es de ti aquella estrella que en mis ojos crea,
estructura armónica que ha de pautar mi parecer en gracia.
De agraciada visión son mis días,
de despertares calmos y noches cálidas.
Elevado al aire en cualidad serena estoy; sin agitación jamás.
En conocimiento y razón yacen tus campos sembrados
cosechados y vistos en brillo por siembre serán.